El ello es la reserva de energía psiquíca inconsciente que
lucha constantemente por satisfacer los impulsos básicos de supervivencia,
reproducción y agresividad. El ello opera según el principio de placer: si la
realidad no lo restringe, busca la gratificación inmediata.
El yo opera sobre el principio de realidad: busca gratificar
los impulsos del ello de modo realista que le aportará más un placer a largo
plazo que dolor o destrucción. (imaginemos que sucedería si, por falta de un
"yo", expresáramos nuestros impulsos sexuales o agresivos sin
represión alguna en cualquier momento que lo sintiéramos). El yo contiene
percepciones, pensamientos, juicios y recuerdos parcialmente conscientes.
El superyó es la voz de la conciencia que obliga al yo a
considerar no sólo lo real sino también lo ideal, y que se centra en cómo
debemos comportarnos. El superyó anhela la perfección, juzgando las acciones y
produciendo sentimientos positivos de orgullo o negativos de culpa. Una persona
con un superyó excepcionalmente puede ser virtuoso, aunque, irónicamente, se
sentirá culpable; otro con un superyó débil se acostumbrará a ser
autoindulgente y carente de remordimientos.
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